expos chulas
Dos exposiciones imprescindibles para la agenda de este fin de semana:
“Este sábado 14 de febrero a partir de las 20:00h inauguramos la exposición de la artista japonesa
Kayu, una ilustradora japonesa residente en España desde 2006. Su presencia en Madrid ha pasado prácticamente inadvertida, si bien ha participado en distintos proyectos, exposiciones y ha ganado concursos (Circulo de Bellas artes, Caja Madrid…). Kayu dibuja principalmente animales y cuadros abstractos con pastel y acrílico sobre papel. Su trabajo, fresco, vital y en ocasiones con un aire infantil ya merecía encargos de revistas, editoriales, etc… en su país de origen. Recientemente Kayu ha creado un equipo para difundir su propia marca Kayu-en, primero en España y luego en toda Europa, y ha elegido Subaquatica para su primera exposición individual en Madrid y el lanzamiento formal de la marca”.
“Kayu en-2009”
Kayu (Japón)
Subaquatica
c/ Caballero de Gracia, 9 de Madrid
+info: www.subaquatica.com
www.kayu-en.com Texto: Subaquatica
Foto: Subaquatica
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Lo que ves es lo que hay. Esta sería una manera clara y muy concisa a la par que fácil y demasiado plana de definir la obra de
Aitor Saraiba, pero detrás de esta afirmación no exenta de razón se esconde todo un mundo, más bien un universo o varios tan explorables y tan insondables que dan miedo.
Como si de un libro abierto se tratase el artista muestra en todos y cada uno de sus dibujos -su disciplina más utilizada pero no la única- un pedazo de su propia existencia, desnudándose física y psíquicamente, dejando su alma al descubierto, tan frágil y compleja que se convierte en poesía en estado puro. La gran mayoría de sus dibujos van acompañados de frases sampleadas de canciones o pensamientos de sus ídolos, como Nacho Vegas, Morrisey o Josehp Beuys, por citar algunos, que el define como los nuevos dioses y en otras ocasiones de cosecha propia, poemas en toda regla.
Y todo esto para plantear una reflexión sobre la propia soledad y el desarraigo con la que un joven como él, de Patrocinio de San José tiene que convivir, una reflexión sobre la necesidad de amar, de estar protegido, de proteger, de vivir para alguien, de ser arropado, de vivir a través de alguien y ser vivido. Constantes autorretratos de hombres-niño que miran estrellas, se abrazan o pasean por un mundo en el que parece residir un inmenso eco de una nostalgia poética mirando y viviendo el mundo a su manera en ocasiones a punto de desaparecer. Todo comprimido en líneas de un lápiz sencillo, colores alpino y toques de acuarela sobre la más simple cartulina o papel hallado. Todo con los mínimos medios, todo en casi nada, dibujitos al fin y al cabo y sin embargo su contemplación nos hace sentir que nos encontramos ante una gran obra, ante episodios de vida resueltos aquí, pensados de esta manera. Así cada dibujo es al mismo tiempo un poema y una canción también, una idea al fin y al cabo pero nunca una ilustración de nada que no sea la propia vida y las propias sensaciones del autor. Y es en este punto donde radica la importancia de esta obra, en la forma que el autor se desnuda ante nosotros convertido en un ser mínimo habitando un espacio blando donde se vierten todos y cada uno de los sentimientos del momento en el que se produce el dibujo.
Aunque durante los últimos años en el arte contemporáneo se ha asistido a un renacimiento del dibujo como un espacio autónomo de representación, es difícil encontrar demasiadas referencias en los dibujos de Aitor, a no ser los que proceden de la iconografía del comic, pero sin embargo la intensidad de cada una de las historias que se narran en ellos lo alejan definitivamente de este estilo de narración. Habría que descender hacia aspectos primarios de entender el arte para llegar a comprenderlos, recuperar la mirada del niño y no esperar de ellos nada más que la sinceridad trasmitida a través del espejo de sus sentimientos y de su alma. No hay que rebuscar mucho, no hay que esconder nada pues la evidencia es posiblemente lo esencial en todas y cada una de estas historias tristes o cargadas de esperanza.
La obra de Aitor Saraiba sin duda tiene un espacio esencial en el presente y el futuro del arte en una época en la que es necesario no esconder mucho ni marcar las cartas, ni plantear estrategias. Arte claro, directo, conciso, puro, sutil, arte que es casi nada pero que está lleno de todo lo necesario como las cosas que más valor tienen en este mundo, arte depurado de sofisticación en pro de ser un arte comunicativo, como la música y la poesía de donde parte, arte que no tiene razón de ser si no comunica con la persona que tiene enfrente, el arte que necesitamos en el siglo XXI”.
"La noche más larga del mundo".
Aitor Saraiba (España)
La Fresh Gallery
A partir del 10 de febrero de 2008
C/ Conde de Aranda, 5 de Madrid
+info: www.lafreshgallery.com
www.aitorsaraiba.blogspot.comTextos: Tolo & Rafa
Foto: La Fresh Gallery